Inf. Epidemiológica

Tripanosomiasis Americana. Epidemiología y situación mundial

 

 

 

 

 

TRIPANOSOMIASIS AMERICANA.

 

Epidemiología y Situación mundial (2012)

 

 

 

 

EPIDEMIOLOGÍA

Las Tripanosomiasis son enfermedades producidas por parásitos protozoarios hemoflagelados del género Tripanosoma, cuyas especies más importantes para el ser humano causan dos enfermedades diferentes, la Tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño y la Tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas.

La TRIPANOSOMIASIS AMERICANA o” enfermedad de Chagas”, es causada, por el Tripanosoma cruzi, un protozoo que puede actuar también como parásito intracelular sin flagelo. Se ha descrito parasitemia humana y animal por otra especie, el Tripanosoma rangeli, en focos localizados de América Central, pero no se han identificado síntomas o signos clínicos atribuibles a su infección. Tiene importancia en el diagnóstico diferencial, ya que puede confundirse fácilmente con el T.cruzi con el que comparte reservorios y con el que tiene muchas características en común visto al microscopio.

La forma aguda de la enfermedad se observa generalmente en niños y las manifestaciones crónicas aparecen en etapas posteriores de la vida. La enfermedad aguda se presenta con fiebre, malestar general, linfadenopatía y hepatoesplenomegalia. En el sitio de entrada de la infección puede existir reacción local inflamatoria (chagoma) que dura hasta 8 semanas y que si aparece en la cara puede dar lugar al conocido como “signo de Romaña”, que consiste en la aparición de edema palpebral unilateral, muy característico de la enfermedad. Sin tratamiento la enfermedad aguda puede evolucionar y complicarse, por ejemplo con la aparición de miocarditis o meningoencefalitis.

A largo plazo aparecen síntomas debidos a secuelas de la infección. Los más notables son la miocardiopatía dilatada (con alteraciones de la conducción e insuficiencia cardiaca) y las complicaciones digestivas, donde la destrucción de los plexos murales provoca dilatación visceral (megaesófago o megacolon) que pueden llegar a obstruirse y/ o perforarse. En sujetos inmunodeprimidos se observa a veces la reagudización de la enfermedad, apareciendo de nuevo la miocarditis aguda o la meningoencefalitis aguda difusa grave.

El diagnóstico en fase aguda se hace por la clínica y la presencia de antecedentes epidemiológicos (residencia o viaje en zonas endémicas) y se confirma con la demostración de parásitos en sangre, generalmente tras hemoconcentración y a veces con la utilización de cultivos o por xenodiagnóstico. En fase crónica es más difícil la demostración directa del parásito y se precisarán más a menudo los cultivos o el xenodiagnóstico (inoculación en animales y demostración del parásito en ellos). También puede recurrirse a técnicas confirmatorias más complejas, como detección de ADN por técnicas de PCR, detección de antígenos y/o anticuerpos circulantes, etc.

El reservorio son los seres humanos y otras 150 especies animales, mamíferos domésticos y salvajes (perros, gatos, ratones, etc.…).

La transmisión se da por la picadura de insectos vectores de la familia Reduviidae, de los géneros Triatoma, Rhosnius y Panstrongylus, comúnmente conocidos como vinchucas, chinches chupadoras o besadoras, que excretan los tripanosomas en sus heces. Los insectos defecan durantes la succión de la sangre y la contaminación se produce por la penetración de las heces en la propia picadura, por abrasiones cutáneas o a través de mucosas y conjuntiva. El insecto se infecta a su vez cuando se alimenta de sangre de un animal o ser humano infectado y, a continuación, los parásitos se multiplicarán en su intestino.

 

También se ha descrito la transmisión por transfusiones sanguíneas contaminadas o por transplante de órganos y la transmisión congénita de madres infectadas a sus fetos. En los viajeros el riesgo es insignificante si la estancia es en edificios bien construidos, que no proporcionan hábitat para el vector, pero aumenta significativamente para aquellos que utilicen alojamientos rurales y mal construidos (de barro o paja).

El periodo de incubación es de aproximadamente 5 a 14 días, tras la picadura del vector. En los casos por transfusión se prolonga a 30-40 días.

El periodo de transmisibilidad desde el insecto al huésped se prolonga toda la vida del vector, que puede llegar a ser de unos 2 años. Éste se vuelve infectante a los 10-30 días de haber picado a un hospedador infectado. El insecto se infectara de forma variable, según sea la parasitemia sanguínea (más alta en fases agudas de la enfermedad y más baja en las fases tardías).

La susceptibilidad a la infección es general, pero en los más jóvenes la enfermedad suele ser más grave, así como en los individuos con inmunosupresión de cualquier origen.

 

SITUACIÓN MUNDIAL

La enfermedad está prácticamente limitada a América del Sur y Central, incluyendo México, aunque se han descrito algunos casos aislados en EEUU y Canadá, así como la existencia de reservorios (pequeños roedores) en diversos estados del sur de este país. La OMS calcula que existen más de 25 millones de personas en riesgo y entre 7 y 8 millones de infectados por T.cruzi, fundamentalmente en Latinoamérica.

La prevalencia es alta en Brasil, Venezuela, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia y Perú, así como en toda América central, preferentemente en zonas rurales, con casas de adobe y escaso saneamiento ambiental. Los únicos países de habla hispana de las Américas en los que no se han encontrado humanos infectados por T. cruzi son Cuba y la República Dominicana.

Enfermedad de Chagas. Distribución .2005

Cabe destacar que esta enfermedad ya no es exclusiva del Continente Americano. La enfermedad de Chagas autóctona se ha convertido en un problema de salud en diversos países no endémicos, debido a los mecanismos de transmisión vertical o por donación de sangre y órganos de inmigrantes con infección crónica provenientes de zonas endémicas. Se han detectado casos de enfermedad de Chagas en América del Norte (Canadá y Estados Unidos) y Región del Pacífico Occidental (principalmente Australia y Japón), y, más recientemente, en Europa. Según la Red Europea de Vigilancia Epidemiológica, en el año 2009 se diagnosticaron 4.290 casos en Europa, aunque las estimaciones se acercarían a esperar cifras entre 68.000 y122.000 casos, lo que indica que el índice de infradiagnóstico de la infección por T. cruzi fue de entre el 94% y el 96%.

En España los inmigrantes de origen latinoamericano son los portadores potenciales de la enfermedad de Chagas, y suman más de 1.500.000 en todo el país. Los países de origen más frecuentes son: Ecuador (25%), Colombia (16%), Bolivia (14%), Argentina (8%), Perú (7%) y Brasil (6,6%), lo que, según datos del MSSSI del año 2007, resulta en una estimación de 53.000 posibles portadores en nuestro país.