EPIDEMIOLOGÍA
La Fiebre de Lassa es una enfermedad vírica aguda producida por el virus de Lassa, un Arenavirus.
El comienzo de la enfermedad es gradual, iniciándose con malestar general, fiebre, cefalea, mialgias, dolor de garganta, tos, dolor torácico y abdominal. La faringe puede estar muy inflamada y mostrar un exudado blanquecino. Generalmente asocia edema e inyección conjuntival. En los cuadros graves la enfermedad progresa, apareciendo complicaciones como derrame pleural, plaquetopenia, hemorragias, encefalopatía, edema cérvico-facial y albuminuria, pudiendo llevar al shock y la muerte. Como la mayoría de los casos son leves o asintomáticos (80%) la letalidad global es de aproximadamente del 1%, pero en los casos graves, que precisan hospitalización, la letalidad llega al 15%, y en algunas epidemias llegará hasta el 50%. La enfermedad es más grave en el embarazo y en más del 80% de los casos hay pérdida fetal. En la convalecencia se observan a veces secuelas como alopecia o ataxia (transitorias normalmente), y en un 25% de los casos de los casos se da sordera por afectación del 8º par craneal de los cuales sólo la mitad recuperan la función auditiva.
El diagnóstico presuntivo es clínico y epidemiológico, pero es difícil de distinguir de otras enfermedades tropicales, como el paludismo, la fiebre amarilla u otras fiebres hemorrágicas. Uno de los signos que más puede orientar hacia el diagnóstico de la F. de Lassa es la presencia de exudado e inflamación faríngea intensa. El diagnóstico definitivo requiere técnicas de laboratorio altamente especializadas como las de PCR.
En esta enfermedad existe una relativa posibilidad de tratamiento etiológico, la rivabirina, eficaz si se instaura por vía i.v. dentro de los 6 primeros días de la enfermedad.
El reservorio de la enfermedad lo constituyen roedores salvajes, fundamentalmente ratas de la especie Mastomys, muy difundidas en África. El virus persiste en el animal a lo largo de toda su vida.
Mastomys (Autor: Marcus33)
Se transmite principalmente por aerosolización, (aunque también por contacto directo) con excretas de roedores infectados. Los aerosoles se generan frecuentemente por la limpieza (barrido) de suelos contaminados. También es posible la infección por soluciones de continuidad en la piel o por la ingesta de alimentos o agua contaminados, y en ocasiones por la ingesta de la propia rata infectada ya que en algunas zonas es considerada un manjar. Se ha descrito la transmisión de persona a persona por distintos mecanismos, pero fundamentalmente en hospitales, por manejo de muestras, o de secreciones o excretas de pacientes infectados. Además es posible la transmisión sexual, ya que el virus se encuentra en el semen por un periodo de hasta 3 meses. Pero estos casos de transmisión de persona a persona son muy inferiores a los casos adquiridos en la comunidad por contacto por los roedores. En viajeros el riesgo es pequeño, salvo en cooperantes sanitarios en zonas endémicas o viajeros que visitan áreas con alta concentración de roedores infectados.
El periodo de incubación oscila entre 6 y 21 días. El periodo de transmisibilidad de persona a persona varía según el mecanismo de transmisión. Por contacto directo en la fase febril aguda, cuando el virus se encuentra en la garganta o con otros fluidos o secreciones la transmisión se da mientras el paciente está sintomático. Desde el comienzo de la infección y hasta la convalecencia, el virus se excreta en orina, durante unas 3 a 9 semanas y la excreción en semen dura unos 3 meses.
La susceptibilidad es universal, aunque la enfermedad produce inmunidad, aunque se desconoce la duración de ésta.
SITUACIÓN MUNDIAL
La enfermedad sólo se encuentra en África Occidental, donde se producen miles de casos anuales, unos 100.000 a 300.000, con unas 5.000 muertes anuales, pero no es fácil valorar la fiabilidad de estas cifras, pues el diagnóstico etiológico no es fácil.Es una enfermedad endémica en Benín, Ghana, Guinea, S. Leona, Liberia, Mali y Nigeria aunque es posible que esté presente en otros países del oeste africano. Se han notificado casos aislados en la Rep. Centroafricana y también casos serológicos en el Congo, en Malí y en Senegal. En todas estas regiones las condiciones sociales y económicas se han deteriorado lo que ha aumentado la incidencia y la mortalidad de la enfermedad. La incidencia es mayor en la estación seca (de enero a marzo), pero la enfermedad se produce todo el año.
A inicios de 2012 se produjo un brote importante en 23 de los 36 estados de Nigeria, notificándose 1723 casos sospechosos, con un total de 112 fallecimientos a final de año. En agosto de 2015 se inició un nuevo brote en este mismo país, que continúa a fecha actual, notificándose 273 casos y 149 fallecimientos hasta mayo de 2016. Desde entonces, han contiuado en la región los brotes de forma intermitente, declarándose en Liberia, en Benín y en Nigeria, que afronta un nuevo brote en 2018, con 1.495 casos sospechosos y 119 muertes notificadas entre enero y marzo de dicho año.
Nigeria (Autor: Rei-Artur)
Cabe destacar que desde 1970 se han importado varios casos, incluyendo casos en el brote actual, de Fiebre de Lassa a Europa y Norteamérica, y sólo de forma excepcional se ha descrito transmisión posterior de persona a persona, pero debe destacarse la importancia para la Salud Publica de estas importaciones, ya que los viajeros afectados se desplazaron en aviones comerciales, con el riesgo de transmisión que esto supone (aunque parece que la transmisibilidad es menor en las primeras fases de la enfermedad).